lunes, 13 de abril de 2020

Escrituras ante la emergencia sanitaria, asistir en momentos de desgano y privación


Nuestra postura como clínicos y agentes de salud mental es el análisis de las situaciones por las que estamos transitando, así como la búsqueda de sostenimiento de la atención y contención de quienes mantienen o necesitan iniciar sus espacios terapéuticos.
Estar expuestos a los medios de comunicación implica estar siendo parte de un contexto creado de pánico y terror social, la agresividad sostenida, la violencia de las noticias y el miedo que imparten, generan un alto monto de ansiedad que no notamos en el momento.
Nosotros como personas estamos conformados en un entramado social complejo donde nuestro lugar sociocultural y pertenencia a los grupos nos hacen y conforman. Esta situación social mundial genera efectos directos en nuestra subjetividad y sentir cotidiano que no vamos evaluando. Estamos siendo invadidos por un mensaje constante de posible pérdida o riesgo de ella, hablamos de los riesgos directos de enfermedad pero también de las posibles pérdidas laborales, vinculares, de actividades etc. Estas sensaciones identificadas por nosotros no pueden coexistir sin ser viabilizados y la ausencia de actividades o movimientos sociales que nos permitan sublimar hace que cada uno de estos sentimientos estén siendo reprimidos o negados por cada uno de nosotros. La fantasía de miedo, pérdida o derrumbe emocional se transforma en ansiedad con la máscara del deber cumplido y la fuerza colocada en la necesidad de resistir. El miedo real y la incertidumbre pasan a ser un miedo general compartido y posiblemente resistido. Ingresamos entonces en una cultura de la soledad, disfrazada de valor y autocuidado, en un momento de reducción de las relaciones, vínculos y contactos sociales. Consideramos que sale al juego la ilusión de que el encierro y la soledad son el cuidado cuando en realidad, conforman el alejamiento de todo lo que nos genera placer, elevación de los deseos y generamos distancias.
Aceptamos, fomentamos y generamos la vida en el modo aislamiento que está sostenida por el miedo, así creemos que podemos suplantar con la tecnología vínculos o relaciones, encuentros o estudios, cuando lo que hacemos es conformarnos para tener herramientas donde reprimir lo que nos pasa en un contexto de hacer todos lo mismo y compartir las conductas con la ilusión de un cuidado generalizado. Ilusiones que serán muy dolorosas si no se cumplen con el transcurrir del tiempo, porque consideramos que  la visualización a futuro puede ser un tanto diferente a la que se trasmite en las noticias.
Como  personas somos todos diferentes, y lo que estamos describiendo manifiesta según nuestra forma de sentir, los efectos adversos de todo este entramado complejo. Las crisis de angustia, los estados depresivos, los ataques de pánico, el incremento de la ansiedad, las urgencias de trastornos afectivos, y una lista interminable de consecuencias.
Con este planteo lo que invitamos a pensar es, antes de esta emergencia en curso, el número de personas con estas y otras muchas patologías es un número muy importante en estadísticas, hoy en día muchas personas que no están siendo asistidas porque con su actividad laboral y cotidiana logran lidiar con estos elementos de su personalidad, ahora están expuestos a estos sentimientos desbordantes y devastadores, además sin la atención sostenida ni de inicio en salud mental de ser necesario. El análisis y la pregunta que hacemos es la siguiente, no estamos hablando de otra emergencia social, de riesgo y en curso? Por qué motivos no podemos poner en primer lugar también el riesgo y sufrimiento que está generando este malestar sostenido y socializado y por qué no se asiste en salud mental?
Por otro lado y un planteo no menos importante que realizaremos de forma extensa en otro escrito, cuánto se sabe y se informa a la población en general de nuestro sistemas de defensas emocionales para estar inmunológicamente fuertes y protegidos ante cualquier enfermedad, estacional, grave o no tanto? Tenemos en cuenta que nuestro estado emocional ante la restricción, prohibición y además engaño con mantenernos ocupados con cosas que no son nuestra vida real, decae nuestras buenas sensaciones, baja el nivel de tolerancia y autoplacer emocional y esa es una de las principales causas de canal para que nuestro cuerpo se debilite y pueda recibir y permitir muchas enfermedades y dolencias…
Cuanto queda por continuar pensando y haciendo.. Espero tus opiniones y aportes.
Lic. Daniela Muñiz.
Psic. Clínica. CJP 104320. 
TEl 098592791

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