Cuando hablamos de autolesiones nos referimos al daño que el
adolescente se infringe a sí mismos, son
todas aquellas lesiones provocadas en el propio cuerpo. No tienen como
finalidad buscar provocar la muerte.
Observamos que es una conducta en aumento y con mayor
frecuencia en las mujeres adolescentes.
Es fundamental que estas conductas sean observadas y
abordadas en el ámbito médico y psicológico.
Las autolesiones más frecuentes son los cortes en la piel,
quemaduras, golpes, arañazos y otros comportamientos de autodaño como tomar
productos o pastillas. En algunos casos estas conductas son parte de un cuadro psiquiátrico
establecido que muchas veces no se ha diagnosticado aún y que es fundamental
que no se considere como un simple llamado de atención por los adultos que rodean
porque no estamos observando la gravedad del caso. Podemos estar frente a síndromes
depresivos o trastornos de la conducta alimentaria y trastorno de ansiedad. Por
lo que la correcta valoración aporta la manera de abordar y ayudar al joven
frente a lo que siente.
Consideramos que hay carencia de estudios adecuados para
analizar y abordar estas conductas. Observamos en clínica que este
comportamiento es reiterado y muchas veces no se llega a consultar por eso,
considerando que es un comportamiento adolescente que va a pasar, o que puede
revertirse con una penitencia. Pensemos en sus causas o motivaciones para no
considerarlos como hechos de rebeldía adolescente pasajera.
En muchos casos estas agresiones a sí mismos tienen una
connotación psicológica, refiere a la autodestrucción, es la búsqueda de dolor
como manera de expresar el sufrimiento. Es un mensaje claro no verbal que
muestra la necesidad de liberarse de la rabia o de otros sentimientos como la
tristeza o la soledad. Es una descarga de emociones que el adolescente no puede
expresar de otra manera y es la forma
que encuentra para soltar lo que le afecta. Es para ellos más aceptado el dolor
físico que se siente del corto o la lastimadura en la piel, que el dolor
emocional.
También podemos decir que infringir dolor es a veces una
manera de constatar estar vivo, es así que el flagelarse es una manera de
sentirse vivos.
Como podemos ver el atrás de estas conductas son muy
complejas. En la mayoría de los casa pasan en situaciones de crisis y de manera
impulsiva y es un comportamiento que queda aprendido como mecanismo de
liberación y se continúa utilizando, a veces en forma cada vez más frecuente si
no lo tratamos.
Es importante señalar también que la autoagresión está muy
relacionada con las adicciones y trastornos de alimentación.
En estas conductas vemos entonces que el adolescente necesita
que los demás estén pendientes de él, a veces están buscando afecto o pueden
usar este comportamiento como amenaza en una forma de manipulación.
Como veíamos puede ser como un castigo a sí mismo donde
observamos baja autoestima, sentimientos de culpa o responsabilidad y sienten
que merecen un castigo.
Muchas veces representan sentimientos de odio, rechazo o
disgusto hacia uno mismo y eligen el malestar físico como manera de detener el
proceso del pensamiento. Cuando hay pensamientos negativos constantes,
ansiedad, depresión, la persona puede lesionarse por el propio malestar que
estos producen, pero también porque la autolesión bloqueará temporalmente esos
pensamientos. Es una forma de controlar las emociones.
Tener frente a estas conductas la valoración psicológica
necesaria es la puerta de entrada a la comprensión de la persona, de su manera
de sentir y la posibilidad de acompañar a la familia en un abordaje acertado de
lo que sucede. Toda autolesión debe ser considerada y no ignorada, al menos hasta
que se descarte algún peligro o que esto forme parte del tratamiento.
Lic. Daniela Muñiz
Psicóloga Clínica
CJP 104320
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