Nuestra postura como clínicos y agentes de salud mental es el análisis de
las situaciones por las que estamos transitando, así como la búsqueda de
sostenimiento de la atención y contención de quienes mantienen o necesitan
iniciar sus espacios terapéuticos.
Estar expuestos a los medios de comunicación implica estar siendo parte
de un contexto creado de pánico y terror social, la agresividad sostenida, la
violencia de las noticias y el miedo que imparten, generan un alto monto de
ansiedad que no notamos en el momento.
Nosotros como personas estamos conformados en un entramado social
complejo donde nuestro lugar sociocultural y pertenencia a los grupos nos hacen
y conforman. Esta situación social mundial genera efectos directos en nuestra
subjetividad y sentir cotidiano que no vamos evaluando. Estamos siendo
invadidos por un mensaje constante de posible pérdida o riesgo de ella,
hablamos de los riesgos directos de enfermedad pero también de las posibles
pérdidas laborales, vinculares, de actividades etc. Estas sensaciones
identificadas por nosotros no pueden coexistir sin ser viabilizados y la
ausencia de actividades o movimientos sociales que nos permitan sublimar hace que
cada uno de estos sentimientos estén siendo reprimidos o negados por cada uno
de nosotros. La fantasía de miedo, pérdida o derrumbe emocional se transforma
en ansiedad con la máscara del deber cumplido y la fuerza colocada en la
necesidad de resistir. El miedo real y la incertidumbre pasan a ser un miedo
general compartido y posiblemente resistido. Ingresamos entonces en una cultura
de la soledad, disfrazada de valor y autocuidado, en un momento de reducción de
las relaciones, vínculos y contactos sociales. Consideramos que sale al juego
la ilusión de que el encierro y la soledad son el cuidado cuando en realidad,
conforman el alejamiento de todo lo que nos genera placer, elevación de los
deseos y generamos distancias.
Aceptamos, fomentamos y generamos la vida en el modo aislamiento que está
sostenida por el miedo, así creemos que podemos suplantar con la tecnología vínculos
o relaciones, encuentros o estudios, cuando lo que hacemos es conformarnos para
tener herramientas donde reprimir lo que nos pasa en un contexto de hacer todos
lo mismo y compartir las conductas con la ilusión de un cuidado generalizado. Ilusiones
que serán muy dolorosas si no se cumplen con el transcurrir del tiempo, porque
consideramos que la visualización a
futuro puede ser un tanto diferente a la que se trasmite en las noticias.
Como personas somos todos
diferentes, y lo que estamos describiendo manifiesta según nuestra forma de
sentir, los efectos adversos de todo este entramado complejo. Las crisis de
angustia, los estados depresivos, los ataques de pánico, el incremento de la
ansiedad, las urgencias de trastornos afectivos, y una lista interminable de consecuencias.
Con este planteo lo que invitamos a pensar es, antes de esta emergencia
en curso, el número de personas con estas y otras muchas patologías es un número
muy importante en estadísticas, hoy en día muchas personas que no están siendo
asistidas porque con su actividad laboral y cotidiana logran lidiar con estos
elementos de su personalidad, ahora están expuestos a estos sentimientos
desbordantes y devastadores, además sin la atención sostenida ni de inicio en
salud mental de ser necesario. El análisis y la pregunta que hacemos es la
siguiente, no estamos hablando de otra emergencia social, de riesgo y en curso?
Por qué motivos no podemos poner en primer lugar también el riesgo y
sufrimiento que está generando este malestar sostenido y socializado y por qué
no se asiste en salud mental?
Por otro lado y un planteo no menos importante que realizaremos de forma
extensa en otro escrito, cuánto se sabe y se informa a la población en general
de nuestro sistemas de defensas emocionales para estar inmunológicamente
fuertes y protegidos ante cualquier enfermedad, estacional, grave o no tanto? Tenemos
en cuenta que nuestro estado emocional ante la restricción, prohibición y
además engaño con mantenernos ocupados con cosas que no son nuestra vida real,
decae nuestras buenas sensaciones, baja el nivel de tolerancia y autoplacer
emocional y esa es una de las principales causas de canal para que nuestro
cuerpo se debilite y pueda recibir y permitir muchas enfermedades y dolencias…
Cuanto queda por continuar pensando y haciendo.. Espero tus opiniones y
aportes.
Lic. Daniela Muñiz.
Psic. Clínica. CJP 104320.
TEl 098592791